A la entrada y salida del pueblo podemos admirar sendos cruceros de piedra, denominados también cruz de término o humilladeros, testigos del profundo sentir religioso de los habitantes de Villarén en épocas pasadas e instalados con la finalidad de proteger al pueblo y sus gentes guardando los caminos de acceso al mismo y como muestra de piedad por parte de sus habitantes, con la imagen del Crucificado en la cara oeste con una calavera a los pies y la de la Virgen María con las manos unidas en posición orante en la cara este.
En referencia a dichos cruceros se conserva en el pueblo un dicho popular:
“¡Ay que entraditas tan lindas
tiene el pueblo Villarén!
Que a la entradita hay cruces
y a la salida también”