El interior es muy sencillo sin escultura y debajo de las modernas pinturas que recubren las cubiertas se advierten restos de otras más antiguas, realizando trazos ocres para imitar piedras de sillería.

La pieza más interesante y valiosa es sin duda la PILA BAUTISMAL  que se conserva en su interior.

Dicha pila es de la misma época que el templo original.

Está situada en una capilla abovedada abierta en el muro meridional, próxima a la entrada y presenta copa troncocónica invertida de 0,92 mts. de diámetro y 0,54 mts. de altura, asentada en un pie moderno.

El borde aparece decorado por una cenefa con dos cintas entrelazadas con hojas y flores. Este tipo de cenefa es frecuente en la ornamentación de pilas bautismales.

La copa aparece totalmente recubierta por un friso corrido en el que se desarrollan las siguientes escenas: el combate entre un enorme y desproporcionado dragón alado de cola enroscada que es atacado por dos infantes; el primero, tras la bestia, viste una túnica larga y blande una especie de maza y el segundo, ataviado con cota de malla, asesta un golpe con su espada en la cabeza del dragón, que muerde el escudo con el que se protege. Este asunto y composición lo vemos repetido con algunas variantes en la otras pilas bautismales de la zona.

Tras esta escena de lucha aparecen tres personajes en posición frontal bajo arquillos, todos vestidos con gruesos mantos de pliegues. Presentan cabezas ovoides con cabellera partida simétrica y rasgos faciales idénticos, con grandes ojos almendrados, surcos naso-labiales excavados, llevando barbas cortas los dos del lado derecho. Su actitud es estática, en posición frontal, y portan objetos de
difícil identificación que sostienen con ambas manos contra su pecho, sin que exista ningún elemento que ayude a esclarecer el sentido de la escena. El primero de ellos lleva un objeto circular, el central otro semicircular de mayor tamaño y el de la derecha uno rectangular. Completa la ornamentación la lucha de una pareja de leones, el izquierdo rampante y alado apoyando sus garras sobre el lomo del otro felino, que vuelve su largo y desproporcionado cuello hacia su agresor.