La portada de la Iglesia, está cincelada en una piedra de cálidos tonos rojizos y muy bien conservada al cobijarse en un profundo pórtico cubierto por una bóveda de crucería.
Está formada por un arco de medio punto, en cuyas enjutas aparecen los bustos de San Pedro y San Pablo en unos medallones, delimitada por dos columnas dóricas estriadas y rematadas por capiteles de gran belleza, sobre las cuales en un espléndida cornisa se dispone una hornacina que alberga la escena de La Piedad (Cristo muerto sobre el regazo de la Virgen).
A los lados se ven fantásticos seres alados, a medias humanos y vegetales, y a los extremos esbeltos jarrones. Ya en el ático se observa el relieve de Dios Padre.
Las tallas son de muy buena calidad con rostros muy expresivos simbolizando tormento. Se cree que pudiera haber sido el escultor Miguel de Espinosa autor de la obra.