“El lugar del terreno cortado”

 

El pueblo de Cezura es un enclave de la provincia de Palencia en Cantabria, está concretamente situado en la embocadura el alargado Valle de Valderredible, junto al arroyo Mardancho, que lleva sus aguas hacia el Ebro.

Este pueblo ha permanecido en Palencia a pesar de estar internado en Cantabria por haber pertenecido a la jurisdicción del  Marquesado de Aguilar y Villena.

A unos 300 metros al sur del pueblo se emplaza un conjunto rupestre, posiblemente cenobítico, constituido por una gran cavidad artificial conocida como El Cuevatón y una serie de cuevas y abrigos excavados alrededor, que han proporcionado restos cerámicos altomedievales (siglos VIII-IX).

Consta que en el siglo X (año 981) un presbítero de nombre Froila donaba al cenobio de Santa María de Piasca tres tierras y un pomar en términos de Cezura. Santa María de Piasca fue un importante monasterio dúplice (de ambos sexos) fundado en el siglo IX que dominó la vida en el valle de Liébana durante la Edad Media. Las excavaciones han sacado a la luz los restos de las dependencias del primitivo cenobio, así como una necrópolis de tumbas de lajas en el interior del campo claustral.
Esta información aparece en el Cartulario de Santa María de Piasca que se conserva en la Biblioteca Municipal de Santander y fue declarado en 2003 Bien de Interés Cultural.

El Becerro de las Behetrías nos informa por su parte que el lugar de Sesura era abadengo del abad de Villamediana.

En el catastro del Marqués de la Ensenada y en alusión a la población aparece que la localidad tenía en el año 1749, 10 vecinos y medio y 16 casas habitables.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional que en el censo de 1842 contaba con 6 hogares y 31 vecinos, para posteriormente integrarse en Villarén de Valdivia.