“Pequeña granja en las altas montañas.”
La localidad de Quintanilla de Las Torres está enclavada en una hondonada que forma el surco por el que discurre el río Camesa.
Su nombre hace referencia a la existencia de una pequeña granja de época romana (quintana). Se sabe que en tiempos medievales dependía del cercano pueblo de Cabria por lo que en muchos documentos de la época figura con el nombre de Quintanilla de Cabria o Quintanella de Cambria.
El apelativo de las Torres, es posiblemente posterior y sería utilizado para hacer referencia a varias “torres fuertes”, que todavía pueden verse dentro del pueblo.
Por el medio del pueblo pasa el rio Camesa que sirve para atender un molino y para el regadío de huertos.
Al norte de Quintanilla se unen el rio Rubagón (que baja de del Valle de Santullán) y el Camesa, al que el primero vierte sus aguas.
Por el pueblo pasa la línea de ferrocarril Palencia-Santander.
Durante la revolución industrial, con la llegada del ferrocarril Palencia-Santander, Quintanilla fue un importante nudo ferroviario ya que desde su estación partía una vía secundaria hasta la cercana y minera localidad de Barruelo, vía utilizada para transportar el carbón procedente de las minas. Debido a esto el pueblo creció rápidamente hasta alcanzar los 441 habitantes y se convirtió en un núcleo de comunicación importante hacia el Valle de Valderredible y hacia el Valle de Santullán. Pero al desaparecer la importante industria del ferrocarril la población se fue marchando y el ramal antes aludido ha quedado inutilizado al haberse suprimido hace años el tráfico por él.
Al comienzo de la Guerra Civil de 1936, Quintanilla tuvo una gran importancia estratégica ya que estaba situada en el límite del frente sur que se mantuvo fiel a la República por la zona cantábrica padeciendo pues los rigores de los ataques procedentes del Monte Bernorio y de la cuesta de Cabria.