Se trata de un edificio con dos naves en su planta de tres tramos y cubiertas con bóvedas de crucería estrellada, obra del siglo XVI.

En su origen el templo fue románico y como recuerdo de ello aún conserva la portada, abierta en el muro sur correspondiendo con el tramo central de la nave de la epístola, algunos canecillos y parte de la cabecera.


La portada se organiza en torno a un arco de medio punto alrededor del cual se disponen dos arquivoltas de bocel, una de las cuales descansa sobre una pareja de columnillas coronadas por capiteles historiados que representan la huida a Egipto, con la Virgen y el Niño cabalgando sobre el burro y San José con el hatillo y un guerrero a caballo victorioso.

Los fustes, que apoyan sobre toscas basas muy deterioradas, utilizan como técnica decorativa incisiones de relieve muy plano
a base de motivos geométricos circulares o cadenetas, y cenefas con orificios de trépano.

Se trata de una técnica ornamental inhabitual, única en su género dentro del contexto provincial.

En la nave norte podemos observar que aún se conservan algunos sillares con marcas de cantero que seguramente fueron reaprovechados del templo original en su posterior reconstrucción.

Su ábside es semicircular y en los muros Sur y Norte, podemos admirar una excelente colección de canecillos, decorados con
formas simples como nácelas, bolas y proa de nave y motivos figurados representando bellas cabezas humanas, tanto masculinas como femeninas y otras representaciones zoomórficas.

Completa el conjunto arquitectónico la torre barroca levantada a la altura del último tramo de la nave del evangelio.